Estamos en un sistema que se denomina la Creación Única, el Alma, Adam.
El Creador creó este sistema. Estamos conectados en este sistema a través de constantes conexiones, como órganos de un cuerpo.
Nuestra conexión común es llenada con la vida de este sistema: con la Luz. Este sistema se denomina el Mundo del Infinito porque todo es infinito y perfecto en él.
Sobre este Mundo del Infinito —donde todas sus partes están conectadas a través del amor y llenadas con la Luz Infinita— el Creador pone un filtro de reducción, y después otro, y después uno más, y otro más, y lo arruina todo…
Es como si dibujase un cuadro precioso y pusiera sobre él una diapositiva con manchas sucias y desordenadas.
Y después pusiera una diapositiva más, y otra más, tapando la imagen original, y así hasta poner 125 capas. Son las 125 capas de la reducción de las cualidades del otorgamiento y amor que nos conectan entre nosotros en el sistema del Mundo del Infinito.
Nosotros estamos en la capa más externa y no sentimos nada de las capas anteriores. En nuestra capa, este sistema de conexiones está absolutamente arruinado.
En lugar de sentir el amor que nos une en el Mundo del Infinito, nos odiamos el uno al otro, no sentimos la conexión común y estamos separados, aislados y destruidos.
De este último estado, el Creador desea devolvernos al estado inicial, claro y bueno. A través de todas estas capas, todos estos filtros y mundos (mundo, Olam proviene de la palabra Olama, ocultación), regresaremos al Infinito.
Por eso Él nos llama y nos despierta. Antes Él nos desarrollaba de forma egoísta para que aprendiéramos, entendiéramos mejor y sintiéramos más como dirigir nuestra vida.
Pero al alcanzar cierta madurez, Él empieza a avanzarnos de forma cualitativa.
Ya no es suficiente que avancemos simplemente aumentando nuestro egoísmo.
Ahora debemos asemejarnos a Él en sus cualidades, recibiendo el mismo deseo que Él tiene y no simplemente aumentándolo como ha ocurrido a lo largo de nuestra historia. Por eso, nuestra etapa actual de desarrollo es muy especial.
Si intentamos asemejarnos a una capa más interna —donde estamos conectados entre nosotros de forma más fuerte—, atraemos su Luz. Ella nos ilumina desde lejos, como la Luz Circundante, Or Makif. En esta Luz nos corregimos, para que entre nosotros se establezca la Luz del amor y otorgamiento.
(Extracto de la lección según el libro Shamati, correspondiente al 28 de mayo 2010).